miércoles, 20 de marzo de 2013

Orlando Magic - Grant Hill


Sé que estáis un pelín hartos de mí así que de vez en cuando irá escribiendo alguien relacionado con el mundo del baloncesto de alguna manera. Y lo estrena Carlos Ceacero Molina aka Pollito, un apasionado, freak y adicto al baloncesto en todas sus vertientes. Más de 10 años jugando 3x3, pick up games y lo que surja alrededor de una pelota. Activista del streetball mediante vídeos y artículos y freestyler profesional que ha participado en eventos con las mejores marcas, clubs ACB o por su cuenta.

La popular ciudad de Orlando en el estado de Florida, desde sus inicios NBA es una franquicia relativamente joven (menos de 30 años de historia) que se ha caracterizado por tener siempre o casi siempre uno/dos jugadores franquicia de gran renombre en el universo del baloncesto americano sobre el cual girar todo su proyecto, cabe destacar: dupla A. Hardaway - S. O'neal, Tracy McGrady, Steve Francis o Dwight Howards como jugadores más popular y de caché. En este caso, la camiseta de hoy es de "un tal" Gran Hill. Históricamente sus equipaciones de juego nunca han sido de las más estridentes o llamativas, dependiendo de que temporada o época, han ido alternando básicamente tres colores combinando blanco, azul y negro. Algunos ejemplos son: la blanca con rayas horizontales, también negra y azul usando la misma técnica, azul con estrellas estampadas y por último la aquí presente, un azul muy vivo con bordes negros en forma de rayas que bajan por todo el largo, combinado todo con un sutil gris que acompaña sin grandes estridencias y tirando del estilo clásico (de vestimenta) de la franquicia.

El “tal” Grant Hill, no llegaba a Orlando Magic con la aureola de mega estrella, política de fichajes de la franquicia ya comentada, sino, como complemento ya adulto, de la futura nueva super estrella Tracy Mcgrady quién tenían puesta todas sus esperanzas. Su participación en Magic no fue buena, debida a sus problemas físicos de tobillo durante 6 años, únicamente pudo jugar 2 temporadas con más de 60 partidos. Hablar de Hill, es hablar de LBJ antes de LBJ. Alero por encima de los 2 metros, que realmente podía jugar en las 4 posiciones sobre la cancha, destacando la de 3 y 4 por encima de las otras, ahora puede parecer algo no muy fuera de lo común, pero a principios de los 90 no era así. Baloncestísticamente criado en Duke, logró en 4 años ganar dos finales y perder otra, algo insólito a niveles NCAA. En Nba prosiguió su evolución natural como un talentoso jugador sobre el cual se podría construir un equipo. Gran defensor; tanto interior como exterior, manos rápidas para molestar y cortar líneas de pase, pasmosa facilidad para rebote defensivo y buen timing de salto para taponar o intimidar en tiros rivales. En ataque, a medida que pasaron los años fue puliendo su juego hasta dominar muchos aspectos de éste, sobretodo capacidad en el pase y dotando a su juego un tiro de media distancia muy eficaz. En una época en la que se buscaban los herederos de Jordan, tanto él como Penny Hardaway estaban en boca de todos como las nuevas superestrellas del futuro. En Hill teníamos un tipo que corría contrataques y finalizaba éstos con double pump reverse dunk pasmosos. Físicamente bastante fibrado y muy coordinado, con buen dominio de ambas manos y bastante habilidoso en el dribbling, también poseía un juego de pies en el poste muy bueno para ser alero. Su impacto en el juego es tan grande, que en su temporada rookie fue capaz de encabezar la lista de jugadores más votados para ir al All Stars, algo nunca visto. La 96-97 no fue distinta a las anteriores: 21.4 pts - 9.0 rebs -7.3 asist - 1.8 robos, volvió a ser el amo y señor de los triple-dobles, con 13 en ese curso. Un dato interesante es que en esa temporada Hill igualó a la Larry Bird, quien tuvo promedios iguales en el 89-90, una hazaña que no se ha repetido desde entones. Desde el año 99 está casado con la cantante de R’n’B Tamia con la que comparte su vida y tiene una hija en común. Uno de los episodios más duros de su vida fue en 2003, cuando se sometió a una operación rutinaria donde había que fracturarle el tobillo para alineárselo con el talón y evitar sus dolores articulares. A priori, todo salió bien pero días después sin saber por qué, sufrió una grave infección que derivó en más de 40 de fiebre, espasmos y necesitó un injerto de piel de su propio brazo para coser la herida. Estuvo al borde de la muerte y tuvo que tomar antibióticos intravenosos durante 6 meses, y debería seguir un tratamiento durante más de un año, que le debilitó en exceso e hizo que se plantease su retirada. Aguantó algunas temporadas más en la Nba en Phoenix Suns, donde tuvo una segunda juventud disputando varias temporadas con más de 80 partidos pero con un papel secundario y rol de veterano, finiquitando su periplo profesional en Clippers disputando algo más de 10 min por partido. Claro ejemplo, de quién pudo haber sido uno de los más grandes y no lo fue a causa de las lesiones. Lo que hoy vemos como barbaridades estadísticas de Lebron, temporada tras temporada, un joven, correcto, educado y atlético alero de los 90 lo hacía también con una elegancia pasmosa.
“A destacar, una jugada o secuencia mejor dicho":
Partido contra Miami Heat, en una defensa de pick&roll se queda en el cambio con el pívot que ejecutaba el bloqueo, Alonzo “Zo” Morning, ambos forcejean y el joven Hill es capaz de tirar a Zo (portento físico) al suelo como si de una llave de judo se tratase, con posterior amago de tangana. Dos posesiones después, Hill desde el perímetro cambia de ritmo con bote balón cruzado entre piernas, se desequilibra un poco por contacto con su defensor, Dan Majerle (uno de los mejores escoltas defensores de los 90) rápidamente ejecuta otro cambio de dirección y ritmo por debajo de la otra pierna  superando a Majerle y como no podía ser de otra manera la jugada acaba con un mate en la cara de Zo Morning.”

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